La madera es una materia prima de origen renovable, la utilización de la cual no daña al medio ambiente. Se genera gracias a la luz del sol, al dióxido de carbono existente en la atmósfera y al agua. Así pues, el bosque, por su capacidad de absorber dióxido de carbono, contribuye a reducir el efecto invernadero.
El bosque es un proveedor de materia prima regenerante. Los arboles crecen, viven y mueren de forma sincronizada cíclicamente impulsados por el sol liberando oxigeno en la atmósfera. Por esto, podemos producir y utilizar la madera sin dañar el medio ambiente.
Además, el bosque estabiliza el suelo evitando la erosión, retiene el agua, mantiene la biodiversidad i coopera con el desarrollo de la vida del planeta.
Los elementos estructurales de la madera constituyen un embornal de dióxido de carbono, el cual se mantiene almacenado durante muchos años contribuyendo así a mitigar el efecto invernadero y a evitar el cambio climático.
De otra banda, la producción de madera estructural requiere reducidas cantidades de energía y generalmente se utilizan Biocombustibles como fuente de energía, de manera que el consumo de combustibles fósiles es muy bajo.
La madera, es un material estructural tecnológicamente muy avanzado con unos productos derivados de esta que han permitido ampliar su campo de aplicación y mejorar sus prestaciones (madera maciza, bilaminada, trilaminada, laminada, microlaminada, tableros, etc.)
El ámbito de aplicación va desde las cubiertas tradicionales, hasta complejas estructuras espaciales, mediante proyectos de nueva planta y obras de rehabilitación.
La madera también presenta ventajas estéticas y la calidez de su aspecto hace que se trate de un material deseado en todos los ambientes. Además, genera una sensación de confort y bienestar debido al echo que se trata de un material higroscópico que absorbe y expulsa agua contribuyendo a regularizar la humedad ambiental.
Fuente: http://www.fustaestructural.org/fusta.htm
